La Segunda Conferencia Global sobre Contaminación del Aire y Salud, fue organizada por la OMS en Cartagena, entre el 20 y el 27 de abril de 2024.. El evento, que reunió a expertos del IDEAM, ministros de ambiente y delegados de 60 países, reveló un panorama alarmante: ninguna de las 23 estaciones de monitoreo del país cumple con el límite anual de PM2.5 (5 µg/m³) establecido por la OMS.
Según el IDEAM, el promedio nacional en 2024 fue de 13.8 µg/m³, casi tres veces por encima del valor seguro, con picos críticos en el Valle de Aburrá (Antioquia), donde ciudades como Itagüí y Medellín superaron los 30 µg/m³, niveles comparables a Delhi (India) o Yakarta (Indonesia).

Aunque el informe IQAir 2024 ubica a Colombia en el puesto 82 de 138 países en contaminación atmosférica y a Bogotá en el puesto 45 entre 114 ciudades, estas cifras no reflejan el drama local. Las partículas PM2.5, capaces de infiltrarse en el torrente sanguíneo, están vinculadas a 7,754 muertes prematuras anuales en el país, según la OMS.
Enfermedades como el asma, la EPOC y los accidentes cerebrovasculares explican el 12% de las hospitalizaciones pediátricas en ciudades como Cali, según un estudio de la Universidad del Valle (2023). El problema se agrava en las grandes cuidades donde el 60% de la población colombiana vive en áreas urbanas donde se concentra el 80% de las emisiones tóxicas, según el DANE.
La Conferencia de la OMS también reveló otro problema crítico, la insuficiente red de monitoreo ambiental en Colombia, que cuenta con apenas 23 estaciones para medir la calidad del aire en todo el territorio nacional. Esta carencia, señalada como un reflejo de la falta de voluntad política, limita la capacidad para obtener datos precisos, esenciales en la implementación de acciones preventivas y planes de mitigación contra este flagelo.
La contaminación no solo enferma, sino que debilita la economía. Según el Banco Mundial, Colombia pierde anualmente 1.2 millones de días laborales por ausentismo relacionado con el aire tóxico, equivalente a 4.3 billones de pesos en productividad. A esto se suma un gasto de 4.3 billones de pesos en productividad. Hay que añadir un gasto de 2.3 billones en el sistema de salud para tratar afecciones respiratorias y cardiovasculares, como detalla la Cuenta de Alto Costo (2023). En Medellín, por ejemplo, los costos hospitalarios por EPOC aumentaron un 22% entre 2020 y 2024, según la Secretaría de Salud local.
La conferencia dejó en evidencia la desconexión entre las alertas técnicas y las políticas públicas. Aunque Colombia se comprometió a reducir en un 50% el impacto sanitario de la contaminación para 2040 —como parte de la Coalición por el Aire Limpio—, el avance es lento: solo el 5% de los buses urbanos son eléctricos, y proyectos clave como el Metro de Bogotá aún están en fase de licitación. Para la OMS, la solución requiere una triple acción: descarbonizar el transporte (responsable del 45% de las emisiones), regular la industria pesada y expandir las energías renovables, que hoy representan solo el 15% de la matriz energética nacional, según la UPME.