Recientemente, el influencer colombiano Westcol generó indignación por sus comentarios sobre las mujeres que trabajan en sectores como cajeras y call centers.
En sus declaraciones, afirmó que buscaría una novia en estos empleos para poder «humillarla y tratarla mal,» revelando un pensamiento profundamente machista y clasista.
Estos comentarios perpetúan la idea de que el dinero puede ser una herramienta para ejercer violencia y control sobre las mujeres, subestimando su dignidad y contribución en el ámbito laboral.
La autonomía económica es fundamental para romper los ciclos de violencia contra las mujeres. La insinuación de que una mujer trabajadora con menores ingresos debe tolerar abusos es una manifestación peligrosa de la misoginia.
Este tipo de declaraciones no solo normalizan la violencia, sino que también refuerzan la idea de que las mujeres deben soportar malos tratos si no tienen una independencia financiera suficiente.
Los comentarios de Westcol no surgen de una burbuja aislada, sino que son un reflejo del machismo que sigue arraigado en la sociedad.
Es crucial reconocer y condenar estos discursos, ya que contribuyen a la perpetuación de la violencia de género. Las mujeres deben poder trabajar en cualquier sector y aspirar a la autonomía económica sin temor a ser menospreciadas o maltratadas por ello.
Finalmente, es vital que las mujeres continúen trabajando por sus propios sueños y mantengan su independencia, alejándose de hombres como Westcol que buscan controlarlas mediante el dinero.
Este incidente deja en claro la necesidad urgente de cambiar las narrativas sociales y promover una cultura de respeto y equidad de género, donde cada individuo pueda prosperar sin ser objeto de violencia o discriminación.