Desde principios de julio, Bangladesh ha sido testigo de intensas protestas estudiantiles que han paralizado las principales vías del país. Estas manifestaciones, encabezadas por estudiantes de la Universidad de Dhaka, se oponen a una ley de cuotas controvertida que ha estado vigente desde 1971.
Esta normativa, introducida por Sheikh Mujibur Rahman, el fundador de Bangladesh, establece que la mitad de los puestos en el servicio civil deben ser ocupados mediante acción afirmativa, favoreciendo a mujeres y residentes de áreas menos desarrolladas.
Sin embargo, el aspecto más polémico de esta ley es la reserva del 30% de estos puestos para los descendientes de quienes lucharon por la independencia del país, lo cual ha generado un intenso debate.
Los estudiantes argumentan que el sistema de cuotas se ha corrompido y ahora favorece a los partidarios de la Liga Awami, el partido gobernante. Exigen que las cuotas se limiten a minorías étnicas y personas con discapacidades, y que el 94% de los puestos se asignen por mérito.
Las manifestaciones se intensificaron cuando los partidarios de la Liga Awami ingresaron violentamente en el campus de la Universidad de Dhaka. Este acto de violencia provocó una ola de solidaridad en otras universidades de la capital, que cerraron sus puertas en apoyo a los estudiantes de Dhaka.
Las protestas se extendieron rápidamente a otras ciudades del país, involucrando a estudiantes de secundaria y universitarios.
La situación en Bangladesh se ha vuelto cada vez más tensa, con enfrentamientos violentos entre estudiantes y simpatizantes del gobierno. La protesta de los estudiantes de la Universidad de Dhaka tiene un fuerte simbolismo histórico, ya que son los mismos estudiantes que en el pasado lucharon por el reconocimiento del bengalí como lengua nacional.
Recientemente, la policía ha atropellado a varios estudiantes y las fuerzas especiales han ingresado en la Universidad BRAC, exacerbando aún más el conflicto. Esta situación refleja una lucha constante por justicia y equidad en Bangladesh, donde los jóvenes siguen alzando sus voces contra las políticas injustas y la corrupción.