Intento de golpe de estado en Bolivia: ¿Un movimiento para controlar el litio?

El reciente intento de golpe de Estado en Bolivia ha reavivado la atención mundial sobre el litio, uno de los recursos naturales más codiciados en la actualidad. Bolivia, junto con Argentina y Chile, forma parte del «triángulo del litio», que alberga las mayores reservas del mundo.

El país sudamericano ha establecido alianzas estratégicas, como la reciente propuesta del presidente Luis Arce de colaborar con Rusia en la explotación de baterías de litio.

Este movimiento no ha pasado desapercibido en Estados Unidos, que lleva décadas intentando influir en la región para asegurarse el acceso a estos valiosos recursos.

La importancia del litio ha atraído a múltiples actores globales, incluidos gigantes industriales como Tesla. Elon Musk, el CEO de Tesla, ha mostrado un interés particular en la región, dado que el litio es crucial para la producción de sus autos eléctricos.

Musk ha apoyado abiertamente a gobiernos que favorecen el capitalismo desregulado, como el de Javier Milei en Argentina, en un aparente esfuerzo por asegurar la explotación del litio en términos favorables para su empresa.

Las declaraciones de figuras como la generala Laura Richardson del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de EE.UU. refuerzan esta perspectiva, destacando la relevancia estratégica del Cono Sur para la seguridad nacional estadounidense y sus intereses en recursos naturales como el litio, el petróleo y el agua dulce.

La intervención militar en Bolivia liderada por el general Juan José Zúñiga y respaldada por algunos sectores golpistas del ejército subraya la inestabilidad política que puede generarse en torno a la lucha por los recursos naturales.

¿nuevo colonialismo de explotación?

La implicación de Estados Unidos en la política latinoamericana, especialmente en relación con sus recursos naturales, no es nueva. Evo Morales ya había denunciado en 2019 que el interés estadounidense en el litio fue un factor determinante en el golpe que lo derrocó.

La repetición de estos patrones sugiere una estrategia continua por parte de Estados Unidos para evitar que Bolivia desarrolle una industria local del litio, prefiriendo que estos recursos sigan beneficiando a empresas extranjeras.

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