La decisión del gobierno panameño de bloquear el paso a los migrantes a través del Tapón del Darién tendrá repercusiones significativas en Colombia.
Este intento, aunque virtualmente imposible debido a la vasta y densa selva de 17 mil kilómetros cuadrados, busca frenar el flujo migratorio y realizar repatriaciones masivas.
Esta medida ha generado preocupación en Colombia, ya que el país se convertirá en el principal receptor de los migrantes que no logren atravesar esta región.
El presidente Gustavo Petro, discutió el tema con su homólogo panameño, José Raúl Mulino, en una reciente visita a Panamá. Aunque la Cancillería colombiana mencionó un acuerdo para mejorar las condiciones en el Darién, los detalles específicos sobre cómo se implementarán estas mejoras no están claros.
El número de migrantes que atraviesan esta selva ha aumentado drásticamente, con 189,900 personas cruzando solo en el primer semestre de 2024, la mayoría de ellos venezolanos, ecuatorianos y colombianos.
Panamá, en colaboración con Estados Unidos, ha firmado un acuerdo para bloquear el paso de los migrantes «irregulares» y financiar su repatriación. Esta medida, aunque dirigida a controlar el flujo migratorio, podría aumentar las tensiones entre Colombia y Panamá.
Expertos advierten que la presión migratoria recaerá sobre los municipios colombianos de Urabá y Chocó, donde miles de migrantes podrían acumularse esperando una oportunidad para cruzar.
Además, estas políticas restrictivas podrían empujar a los migrantes a buscar rutas aún más peligrosas, enriqueciendo al crimen organizado y reduciendo el control sobre la frontera.
La colaboración entre Colombia y Panamá incluirá esfuerzos conjuntos para combatir las redes de tráfico de personas, pero aún falta definir cómo se abordará la búsqueda y rescate de migrantes desaparecidos.
