Un video publicado por el expresidente colombiano Álvaro Uribe ha desatado una ola de indignación en las redes sociales.
En el clip, se observa a Uribe montado a caballo realizando un gesto sobre la cabeza del futbolista Yerry Mina, que ha sido ampliamente criticado y calificado como racista y denigrante.
Este acto ha reavivado el debate sobre el racismo estructural en Colombia y la falta de sensibilidad de algunas figuras públicas sobre comportamientos discriminatorios.
La controversia se ha intensificado debido a la aparente contradicción en las acciones de los jugadores de la selección colombiana.
Recientemente, el equipo se negó a participar en un homenaje organizado por el gobierno actual, argumentando que no querían ser utilizados como «instrumento político». Sin embargo, la aparición de Mina en la finca de Uribe, un político altamente controversial, ha sido vista como una inconsistencia flagrante.
La ironía de que jugadores como Juan Guillermo Cuadrado, cuyo padre fue víctima de grupos paramilitares, se asocian con una figura política vinculada al surgimiento de estos grupos.
El gesto de Uribe perpetúa dinámicas coloniales y racistas, cuestionando por qué Mina aceptaría participar en un acto que muchos ven como humillante.
Esta situación ha llevado a una reflexión más amplia sobre la responsabilidad de los deportistas como figuras públicas y su papel en la sociedad colombiana, especialmente en un contexto de profundas divisiones políticas y sociales.
Y finalmente también recordemos que estos personajes fueron los primeros en quedarse callados cuando la policía y el Estado, asesinaba gente impunemente en las calles de colombia durante el estallido social.