En el municipio de Monguí, Boyacá, se han arrasado miles de metros cuadrados de páramo para expandir la agricultura, según verificaciones realizadas por Corpoboyacá.
Este daño ambiental afecta a especies nativas como los frailejones, algunos de hasta dos metros de altura, y otras plantas del ecosistema de páramo. La intervención con maquinaria pesada ha puesto en peligro a estas especies, algunas de las cuales están catalogadas en riesgo crítico de extinción.
El equipo técnico de la Subdirección de Administración de Recursos Naturales de Corpoboyacá detectó la expansión de la frontera agrícola en la vereda Hato Viejo, afectando 50 mil metros cuadrados de vegetación nativa.
Además de los frailejones, se verificó la destrucción de especies como el Chite, Mortiño, Palo Blanco y diversas gramíneas. Esta tala indiscriminada también ha afectado a especies epífitas como musgos y líquenes, vitales para el equilibrio del ecosistema.
Corpoboyacá ha hecho un llamado a la comunidad para proteger estos ecosistemas estratégicos. Según Diego Roa, subdirector de Recursos Naturales de la entidad, los frailejones son esenciales para la sostenibilidad del territorio, facilitando la infiltración de agua en el suelo.
La protección de estos páramos es crucial no solo por su biodiversidad, sino también por su función como reguladores hídricos.
Aunque los páramos son ecosistemas clave para Colombia, solo el 51% de ellos cuentan con medidas de conservación jurídica. Muchas de estas áreas son vulnerables debido a su proximidad a zonas de alta demanda agrícola.
Expertos como Juan Carlos Benavides, de la Universidad Javeriana, advierten que la degradación continúa avanzando, especialmente en complejos paramunos cercanos a la frontera agrícola, resaltando la necesidad de medidas más estrictas y efectivas para su protección.