El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, ha anunciado la posibilidad de un aumento en la tarifa del sistema de transporte público Transmilenio, culpando al gobierno nacional y a la administración anterior por esta decisión.
Según Galán, el déficit del sistema asciende a 3 billones de pesos, y el gobierno nacional no entregará los 825 mil millones de pesos presupuestados para el fondo de estabilización tarifaria.
Esta situación, argumentó el alcalde, podría forzar un incremento en el costo del pasaje, que actualmente se encuentra en 2.950 pesos.
Sin embargo, esta justificación parece ser un intento de Galán por evadir su responsabilidad en la toma de decisiones impopulares. El alcalde omitió mencionar que el sistema Transmilenio ha sido criticado por su ineficiencia y por beneficiar principalmente a operadores privados, quienes reciben inyecciones de capital anuales para «salvar» el sistema.
Además, Galán ignora propuestas alternativas, como la sugerencia de hacer el transporte público gratuito y cobrar el servicio a través de los recibos de energía, lo que podría abordar tanto el problema financiero como el de la evasión del pago.
La actitud de Galán de culpar al gobierno del presidente Gustavo Petro por no subsidiar lo que algunos consideran un «monopolio inhumano y corrupto» refleja una falta de liderazgo y creatividad en la búsqueda de soluciones.
En lugar de asumir la responsabilidad de mejorar el sistema de transporte y buscar alternativas innovadoras, el alcalde parece optar por el camino fácil de aumentar las tarifas y señalar culpables.
Esta postura no sólo perjudica a los usuarios del sistema, quienes verán afectados sus bolsillos, sino que también evidencia una gestión municipal más preocupada por justificar sus fallos que por resolver los problemas de movilidad de la ciudad.