El reciente acuerdo firmado en Beijing entre las facciones palestinas Hamas y Fatah marca un hito significativo en la búsqueda de unidad palestina.
Según informes de medios estatales chinos, las 14 facciones palestinas participantes se comprometieron a «poner fin a la división y reforzar la unidad palestina». Este acuerdo se produce en un momento crítico, con Israel librando una guerra contra Hamas en Gaza y China buscando asumir un papel de mediador en el conflicto.
El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, describió el acuerdo como «dedicado a la gran reconciliación y unidad de las 14 facciones». Sin embargo, los detalles específicos sobre el papel de Hamas y el impacto inmediato del acuerdo aún no están claros.
Las conversaciones se llevaron a cabo en un contexto de incertidumbre sobre la futura gobernanza de los territorios palestinos, especialmente después de que los líderes israelíes prometieran erradicar a Hamas tras el ataque del 7 de octubre.
Este acuerdo se produce en un momento en que Beijing busca aumentar su influencia en Oriente Próximo, presentándose como una voz principal de los países del Sur Global que condenan la guerra de Israel en Gaza y piden la creación de un Estado palestino.
China ha organizado previamente conferencias de paz y ha expresado su preocupación por los «tremendos sufrimientos» en la región, aunque su influencia geopolítica en un área tradicionalmente dominada por Estados Unidos sigue siendo cuestionada.
Mientras tanto, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se encuentra en Estados Unidos para reuniones con altos funcionarios y un discurso ante el Congreso, subrayando la complejidad de la situación geopolítica en la región.
El acuerdo entre las facciones palestinas y la visita de Netanyahu a EE.UU. ocurren en un contexto de continua crisis humanitaria en Gaza, donde miles de palestinos han muerto y la destrucción es generalizada desde el inicio de las operaciones militares israelíes.