América Latina ya no es el patio trasero de EE.UU.: Colombia debe fortalecer lazos con China y los Brics

Las amenazas de Donald Trump de imponer aranceles a las exportaciones colombianas evidencian la fragilidad de la dependencia comercial con Estados Unidos.

Productos clave como el café, las flores y el petróleo podrían encarecerse, afectando no solo a la economía colombiana, sino también a los consumidores estadounidenses.

Esta situación obligaría a Colombia a replantear su estrategia comercial y buscar alternativas en mercados emergentes que ofrezcan mayor estabilidad y oportunidades de crecimiento.

China y los países BRICS han demostrado ser socios estratégicos para América Latina, desplazando a Estados Unidos como el principal socio comercial de varias economías sudamericanas.

La inversión china en infraestructura, energía y minería ha fortalecido a países como Brasil y Argentina, mientras que la creciente demanda de materias primas ha impulsado nuevas oportunidades de comercio.

Para Colombia, acercarse más a estos mercados significaría reducir su dependencia de Washington y diversificar su economía, evitando quedar expuesta a decisiones unilaterales de EE.UU.

El mapa comercial de la región ha cambiado drásticamente en las últimas décadas, dejando claro que América Latina ya no es el patio trasero de Estados Unidos.

La expansión de China en la región a través de acuerdos comerciales y la Iniciativa de la Franja y la Ruta refuerza la necesidad de que Colombia fortalezca sus lazos con los BRICS.

Sin embargo, la región debe ir más allá del cambio de socios comerciales y trabajar en su propia soberanía industrial.

Tomando como referencia la revolución económica en el Sahel africano, donde países como Níger, Malí y Burkina Faso han recuperado el control de sus recursos estratégicos y han iniciado procesos de industrialización, América Latina debe impulsar una transformación similar.

La dependencia de potencias extranjeras para exportar materias primas y luego importar productos manufacturados perpetúa un modelo colonial. Es momento de que la región fortalezca su industria, invierta en tecnología y diversifique su producción, asegurando un desarrollo autónomo y sustentable.