Un sifón natural funciona como una «U» invertida, donde el agua fluye por gravedad desde un punto alto hacia uno más bajo, incluso superando la altura máxima del tubo.
En el caso del árbol, las raíces actúan como la rama inferior del sifón, absorbiendo agua de un manantial subterráneo. A medida que el agua sube por el tronco hueco buescando una salida, la presión del aire en la parte superior del árbol la impulsa, creando la espectacular cascada.
La clave de este fenómeno radica en la presión atmosférica. Cuando el nivel del agua en el manantial subterráneo aumenta debido a las lluvias, la presión del agua en la base del árbol también crece.
Esta presión empuja el agua hacia arriba por el tronco hueco, superando la presión atmosférica en la parte superior del árbol. Al llegar a la abertura del tronco, el agua cae por gravedad, creando la cascada.
Este fenomeno es un recordatorio de la complejidad y belleza del mundo natural. Un fenómeno aparentemente mágico que, al comprender los principios físicos que lo sustentan, nos acerca a la fascinante interacción entre los árboles, el agua y la geología.
